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Buen sitio para descansar

La zona está super céntrica en el pueblo y la familia te ayuda en todo

Muy cerca del centro y de la playa. La dueña es un amor, super amable, se preocupo de que tuviera todo apañado para el ferry y hasta me llevo al embarcadero con la moto.

Está situado frente al mar. La familia es encantadora. Siempre atentos a lo que pudieras necesitar. Mi habitación estaba en frente del puerto y tenía una terraza que aunque era común, solo la utilizaba yo.

El alojamiento está muy bien para el precio que tiene. Las habitaciones no son muy grandes, pero cumplen su función. Además tienen una terraza compartida muy agradable y aire acondicionado. Los dueños son maravillosos. Personas cercanas que te intentan ayudar a hacer actividades, sin aprovecharse de los turistas (evidentemente sacan su beneficio también, pero no te timan). A nosotros concretamente, el dueño del hotel nos buscó por todas las playas de la isla con su moto porque habían cambiado la hora de nuestro ferry (ajeno completamente a él) para que llegáramos a tiempo.

Impresionante la acogida de Nhi. Nos trato como una madre llena de bellos detalles. Su cocina es excelente Su amor y cuidado suple los fallos del hotel. En general ha sido el mejor destino de todo Vietnam.

La atencion de Hiep y Tung fue la mejor, de las mejores comidas que tuvimos en todo nuestro viaje en vietnam. Nos sentimos como en casa estos dos dias en Cham Island. El alojamiento es basico pero cuenta con todo lo necesario para estar comodos. Ademas ayudan con el arriendo de moto para poder recorrer la isla.

Este alojamiento está bien por el precio y por la mujer que lo regente, mama Kim, que es amable y servicial, pese a que no habla nada de inglés (no es una pega, puesto que nosotros tampoco, pero así es) y la comunicación es escasa. Pese a sus buenas intenciones, no hay feed. El alojamiento es muy básico, mucho (puede ser humilde y estar más completo, no es cuestión de dinero, si de detalles), humilde y la verdad es que no está en el mejor lugar de la isla. Está dos calles detrás de la playa, por tanto no la ves y por otro lado, no tiene un espacio abierto donde poder estar, tipo terraza o jardín. Tiene un pequeño espacio delante de la casa, pero que al ser tan pequeño, no invita a pasar allí tiempo. Hay alojamientos cerca con mucho espacio abierto para pasar el rato, puesto que la habitación (la nuestra era la más grande) es justa, sin espacio, básica, sin un armario o ningún lugar donde dejar la ropa. La playa donde está el alojamiento no es de las mejores, la verdad, pero el pueblo en sí, si es algo mejor que el resto, puesto que de noche en la playa hay algunos lugares donde comer barbacoa y pescado y es tranquilo, pesquero, por ahora, auténtico. El movimiento entre pueblos y playas, se ha de hacer alquilando motos, puesto que la carretera que discurre por la costa es muy empinada y con distancias largas como para hacerlas a pie. No hay buses, ni taxis y casi no hay coches, que eso es genial. Isla tranquila, poco explotada todavía, pero donde ya se aprecia lo que va a venir. La única playa a la que se puede llegar andando desde el pueblo, cruzando por las rocas (es seguro), es cierto que es muy bonita y solitaria, pero justo por eso tiene plásticos, nadie la limpia. En el pueblo se puede comprar todo lo que se necesita para estar unos días y la gente es maja. Nosotros no contratamos nada con la casa, no por nada, si no por que lo hicimos con otros. El contacto con la hija por wassap es sencillo, rápido y se preocupan por tus necesidades, eso es cierto.

Excelente atención por parte del responsable, facilitando el acceso a la isla a través del barco, el alquiler de moto y en general ofreciendo todas las facilidades para tu estancia.

Gran trato de la familia hacia los huéspedes. Te proponen planes increíbles como dar una vuelta en moto para ir a un mirador o ver los monos de las islas, o coger la tabla e ir a desayunar a una playa perdida. Además la cena fue la más rica de toda nuestra estancia en Vietnam. Una BBQ de marisco pescado y verduras difícil de olvidar.