Construimos el hotel al lado de la casa familiar, con una decoración tradicional pero con las comodidades de una casa moderna. Nos esforzamos para que todos encuentren su rincón en nuestra casa y en el jardín y la terraza para proporcionar espacio para relajarse y disfrutar de la naturaleza. Nos encontramos junto al palmeral, ideal para pasear, salir y descubrir nuestra manera de vivir. Prepararemos la comida marroquí que desee y haremos de su estancia una experiencia real que recordaréis durante mucho tiempo

Nuestra familia es amazigh y hemos vivido en esta región toda la vida. Trabajar la tierra y cuidar de algunos animales. Hace treinta años, el destino y Allah nos hicieron conocer turistas amables que finalmente se convirtieron en nuestra familia. A partir de ahí, toda la familia se relacionaba con los turistas, con sus necesidades e intereses, con interacciones muy interesantes para todas las partes. Al cabo de los años hemos tenido la oportunidad de construir el hotel rural con el fin de dar a conocer nuestra región y su interés. Hemos proporcionado el equipo necesario para una estancia inmejorable y seguimos mejorándolo cada año. No nos cansaremos de intentar que todo el mundo se sienta como en casa y no aceptamos que nadie se lleve un mal recuerdo

Nuestros vecinos están acostumbrados a encontrar turistas, les gusta y quieren interactuar con ellos. Son gente humilde que trabaja en los campos o en el pueblo, en un negocio. Aquí, el tiempo no parece pasar y todo el mundo respeta las tradiciones y las costumbres. Puede ver personas con burritos que llevan hierba para animales o dátiles en la temporada. Trabajan en los huertos y cuidan las palmeras, las mujeres cocinan sus platos en hornos de barro y los niños van a la escuela, los hombres van a rezar y muchas tardes, la gente está sentada en la calle para explicar las últimas noticias y chismes