Soy Mónica, una chica que ha trabajado siempre en lo que le apasiona, la atención al cliente y que me lancé a establecerme por mi cuenta y crear mi pequeña empresa por la que lucho cada día: Momas Homes. Tras recorrer un largo camino pasando por los mejores Hoteles de 5*de la Costa del Sol y barcos de cruceros, llegó el momento de poner en práctica ese aprendizaje que hoy denotan mis alojamientos. Muchos habrán escuchado La Casa de Mamá, es ahí donde empezó mi labor de diseñar la decoración de los apartamentos y contar con mobiliario sacado de mi cabeza, colorido, único y alegre que es lo que más me define. A día de hoy me encargo en cuerpo y alma de 7 apartamentos y mi casa rural (Villa Mónica), donde he pasado gran parte de mi infancia. Tengo la suerte de hacer lo que me gusta, no lo tomo como un trabajo sino como una oportunidad para seguir creciendo a nivel personal y profesional y compartir mis conocimientos y brindar mi ayuda a todos los que deciden alojarse en alguno de mis establecimientos. Mi mayor satisfacción es que los huéspedes se sientan como en casa y disfruten al máximo de su estancia y que me recomienden y vuelvan, pues ese es el motor de mi día a día.

Me encanta contar mi pequeña historia y como he llegado hasta aquí, conocer gente nueva cada día y poder practicar idiomas, otra de mis grandes pasiones. Me alegra que muchos de los huéspedes se queden fascinados con todo el mobiliario que hemos hecho a mano y explicar el máximo de mi ciudad, Málaga que llevo en el corazón y tanto eché de menos cuando estuve lejos.

La Casa de Mamá, que cuenta hoy con 6 apartamentos, lleva el nombre en honor a mi madre, pues ella ha vivido gran parte de su infancia en este barrio de mayor historia, La Trinidad. Es uno de los pocos sitios donde se puede apreciar la verdadera esencia de Málaga y cómo viven los malagueños. Y además tenemos la suerte de tener el famoso Cautivo tan cerquita, en la Iglesia de San Pablo. Está en una zona privilegiada que permite llegar hasta la misma puerta del edificio en coche y poder aparcar en el mismo edificio por un pequeño coste adicional. Con solo cruzar al otro lado del río ya se encuentra el Museo Thyssen y la Plaza de Constitución donde empezará la ruta turística por las emblemáticas callejuelas del centro.